Latacunga - Cotopaxi

 


 

 

 

ACRQ: 20241023

Problemas de la provincia de Cotopaxi y la ciudad de Latacunga (III)

Cuando era niño, mis padres tomaron una decisión que marcaría mi vida: me inscribieron en la Escuela Isidro Ayora, una escuela no confesional. A lo largo de mi vida académica he tenido muchos profesores, pero los mejores recuerdos que conservo son de mi profesora de primer grado, la señorita Clara Ramón de Gutiérrez. Ella fue quien me enseñó las primeras letras y cómo escribir correctamente. Siempre me recordaba con ternura: «Eduardito, alza la mano, no le tengas vaga a la manito». A pesar de sus esfuerzos, nunca logré tener una buena caligrafía, pero su dedicación y cariño hacia la enseñanza quedaron grabados en mí para siempre.

El hecho de asistir a una escuela no confesional fue fundamental para mi desarrollo, pues tuve compañeros de todas las clases sociales de Latacunga y sus alrededores, lo que enriqueció mi perspectiva sobre la diversidad de nuestra comunidad. Sin embargo, al ingresar al Colegio Vicente León, me enfrenté a un primer impacto que revelaba una realidad social muy distinta: la segregación en los cursos según el nivel socioeconómico. Los alumnos del paralelo A provenían de familias con mayor poder adquisitivo (quintil Q5), mientras que el paralelo E agrupaba a los hijos de las familias más humildes (quintil Q1), no importando si eras repetidor, si tu familia era Q5, ibas al paralelo A. Aunque los inspectores justificaban esta división afirmando que buscaban agrupar a los estudiantes por zonas de residencia, la verdad era que el sistema reforzaba una división socioeconómica dentro del mismo colegio.

Esta segregación no es un problema del pasado, sigue presente hoy en día. Un estudio longitudinal de 10 años realizado por la Fundación Innovaciencia, en colaboración con las universidades Autónoma y Complutense de Madrid, utilizando las bases de datos del Ineval, comprobó que Cotopaxi tiene los niveles más altos de segregación escolar por nivel socioeconómico en todo el país. Para tener una idea de la magnitud del problema, si comparamos el rendimiento de un niño que asiste a la mejor escuela urbana de Latacunga con el de una niña indígena de una zona rural, en el tercer grado de primaria, encontramos que hay una diferencia de 1,5 años de aprendizaje a favor del niño urbano. Al llegar al nivel de bachillerato, esta brecha aumenta a más de 5 años.

El nivel de segregación en Cotopaxi es tan preocupante que, al compararlo con estándares internacionales, se asemeja a los niveles de desigualdad educativa que existen en algunas regiones de África. Las escuelas privadas, que suelen ser de buena calidad, están disponibles solo para aquellos con recursos económicos suficientes, mientras que las escuelas fiscales, con menos recursos y menor calidad, son la única opción para los niños de familias más humildes. Esta situación no solo perpetúa la desigualdad, sino que también tiene un impacto directo en el desempleo en la provincia, ya que la educación insuficiente reduce las oportunidades de empleo bien remunerado para los jóvenes.

La solución más urgente y fundamental es que la educación fiscal ofrezca una educación de calidad a todos los niños, niñas y adolescentes, sin importar su nivel socioeconómico. Un ejemplo notable de cómo esto es posible lo encontramos en la Unidad Educativa Fiscal 11 de Febrero, ubicada en Nayón, cerca de Quito. Durante varios años, esta unidad educativa ha ocupado el primer lugar en las evaluaciones del Ineval, superando a muchas instituciones privadas. Investigando qué hacía la diferencia, constatamos que el factor clave era el profesorado.

La Unidad Educativa 11 de Febrero es relativamente pequeña, con aproximadamente 350 alumnos, lo que permite un trato más personalizado. Las instalaciones están bien mantenidas, ya que anteriormente pertenecían a un colegio particular que quebró, y fueron tomadas por el Ministerio de Educación. Lo más importante es que los profesores de esta institución están bien capacitados, tienen autonomía para tomar decisiones educativas y no están sobrecargados con tareas burocráticas. En lugar de concentrarse en llenar documentos administrativos, dedican su tiempo y energía a preparar sus clases. Y lo más importante, en esta institución educativa no existe segregación por nivel socioeconómico, lo cual fomenta una mayor equidad, inclusión y convivencia entre estudiantes de diferentes orígenes.

El caso de la 11 de Febrero nos demuestra que la calidad de la educación pública sí puede mejorar, siempre que se implementen las políticas adecuadas y se prioricen las necesidades de los docentes y estudiantes por encima de los trámites burocráticos.

La segregación escolar es un problema estructural que afecta gravemente a la provincia de Cotopaxi, limitando las oportunidades de desarrollo de miles de niños y jóvenes. Para combatir este problema, es esencial que el sistema educativo ofrezca calidad y equidad, y que no se siga perpetuando la idea de que solo quienes tienen recursos económicos pueden acceder a una buena educación. La experiencia de la Unidad Educativa 11 de Febrero nos enseña que, con las políticas adecuadas, el compromiso docente y la mejora en las condiciones escolares, es posible cerrar la brecha educativa y ofrecer un futuro mejor para todos los estudiantes, sin importar su nivel socioeconómico.

La Fundación Innovaciencia sigue desarrollando proyectos como IntiSTEM e Innovatech, con el fin de modernizar y mejorar la educación en la provincia, apostando por la ciencia, la tecnología, la equidad y la inclusión educativa. Es a través de estos esfuerzos que se puede comenzar a cambiar la realidad de Cotopaxi, brindando a sus jóvenes las herramientas necesarias para competir y prosperar en un mundo cada vez más exigente.

ACRQ: 20241016

Problemas de la provincia de Cotopaxi y la ciudad de Latacunga (II)

A finales de los años 90, tuvo lugar una reunión de «jorgas» en el restaurante El Fogón de Latacunga, en la que participaron jóvenes de clase socioeconómica alta de la ciudad. Algo curioso llama la atención en las fotos de esa reunión: solo el 20% de los asistentes tenían estudios de tercer nivel. Si contrastamos esto con una reunión similar en Ambato por la misma época, se observa que el 80% de los jóvenes presentes eran profesionales con títulos universitarios. Esta diferencia se hace aún más evidente al considerar las características económicas de las dos ciudades: mientras Latacunga se enfoca principalmente en la agricultura, la ganadería y la manufactura con baja industrialización, Ambato ha avanzado hacia un modelo más comercial e industrializado, con un mayor énfasis en la educación superior.

La apuesta por la educación de calidad en Ambato es notable. Las universidades públicas y privadas en la ciudad han crecido tanto en número como en prestigio, lo cual contrasta con el panorama educativo en Latacunga. Una muestra de esta diferencia pude observar en mi experiencia como profesor en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), considerada la mejor universidad del Ecuador. Durante mi tiempo allí, solo cuatro profesores latacungueños teníamos un doctorado (Ph.D.): Pepe Varea (+), David Romo (jubilado), Farith Simon (decano de Jurisprudencia) y yo mismo. En cambio, había más de 12 profesores ambateños con Ph.D., lo que resalta el esfuerzo de la comunidad ambateña por invertir en la formación de alto nivel.

Sin embargo, no se trata únicamente del número de profesionales, sino también de la calidad de la educación. Las evaluaciones realizadas por el INEVAL muestran que la calidad de la educación pública en Cotopaxi es deficiente. Un ejemplo claro es el Colegio Vicente León, que antaño era considerado uno de los mejores del país. Hoy en día, sus graduados obtienen un promedio de 670 puntos sobre 1.000, y sus profesores alcanzan los 700 puntos sobre 1.000, ubicando a la institución entre las peores 4.000 del país y también en una posición desfavorable a nivel latinoamericano. En una región donde la educación ya es relativamente baja en comparación con otras regiones del mundo, estos resultados son alarmantes.

La problemática no se limita solo a la educación secundaria. En la educación superior, los resultados son igual de preocupantes. Al revisar las tesis de los graduados de la Universidad Técnica de Cotopaxi (UTC), se observa una calidad baja y contenidos desactualizados. En muchos casos, las monografías de estudiantes de colegios con el programa de Bachillerato Internacional (IB) superan en calidad a las tesis de los egresados de la universidad, lo cual refleja un desajuste profundo en el sistema educativo de la provincia.

Por otro lado, cabe destacar que no todo el panorama es negativo. En Latacunga existen excepciones notables, como la Unidad Educativo CEC, que está entre los mejores colegios del país según los rankings nacionales. Esta institución demuestra que es posible alcanzar altos estándares educativos en la región, siempre y cuando se realicen esfuerzos sostenidos por mejorar la formación tanto de estudiantes como de docentes.

La falta de calidad en la educación tiene consecuencias graves. Cuando un estudiante del Vicente León, con un puntaje promedio de 670, no puede acceder a la educación superior, se le considera técnicamente un analfabeto funcional: pueden leer, pero no comprende lo que lee y realiza operaciones matemáticas solo a nivel básico. Para superar esta situación, es necesario un enfoque integral que no solo aumente las tasas de acceso a la educación superior (actualmente solo el 25% de los estudiantes de Cotopaxi acceden a la universidad), sino que también mejore la calidad de la formación en todos los niveles.

La Fundación Innovaciencia está liderando diversos proyectos que buscan mejorar la calidad y la equidad en la educación de la provincia. Entre los más destacados se encuentran:

  • Proyecto IntiSTEM: Una iniciativa que busca fomentar el interés y las habilidades en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) entre los estudiantes quichua hablantes, preparando a los jóvenes para el futuro tecnológico y científico.
  • Proyecto IST Innovatech: Un programa orientado a modernizar la educación técnica y tecnológica, alineando los contenidos con las necesidades del mercado laboral actual y las tendencias globales.
  • Universidad Privada Innovatech: Considerada «la cereza del pastel», este proyecto educativo tiene como objetivo ofrecer una educación superior de alta calidad en la provincia, con un enfoque en carreras innovadoras y acordes a las necesidades de la región y del país.

Para transformar la realidad educativa en Cotopaxi, es crucial invertir en la capacitación continua de los docentes, actualizar los contenidos curriculares, y garantizar que las instituciones educativas cuenten con los recursos necesarios para proporcionar una enseñanza de calidad. Además, es fundamental que las autoridades locales y provinciales tomen decisiones basadas en datos y evidencias, siguiendo ejemplos exitosos de cómo hay ciertas instituciones educativas que se han posicionado en poco tiempo como las mejores, sin injerencia de la politiquería.

Solo con una apuesta decidida por la educación de calidad, Cotopaxi y su capital, Latacunga, podrán cerrar la brecha con otras ciudades más desarrolladas del país y ofrecer a sus jóvenes oportunidades reales de crecimiento personal y profesional.

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Problemas de la provincia de Cotopaxi y la ciudad de Latacunga (I)

Este artículo se basa en diversos estudios realizados por entes nacionales, como Senplades; provinciales, como el GAD de Cotopaxi; locales, como el GAD Municipal de Latacunga; y estudios sociales y de mercado realizados in situ por la firma consultora Evalúa SAS en los últimos 10 años. Todo ello, en el marco de los proyectos educativos que la Fundación Innovaciencia lleva a cabo en la provincia de Cotopaxi y particularmente en Latacunga.

Una de las primeras observaciones que surge al revisar el Plan Nacional de Desarrollo 2024-2025 es su baja calidad. La información es limitada y los análisis estadísticos carecen del rigor necesario para proyectar políticas públicas robustas. Un claro ejemplo es el Plan Nacional de Lucha contra la Desnutrición, en el cual no se realizaron mediciones físicas de talla y peso, fundamentales para abordar esta problemática. En su lugar, se hicieron encuestas superficiales de conocimientos, actitudes y prácticas (CAP), lo cual es insuficiente para una problemática de esta magnitud. Esto resulta aún más preocupante considerando que desde hace dos gobiernos existe la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil, un ente que debería liderar con una mayor base técnica el combate a la desnutrición. Sin embargo, sus directivos no tienen un perfil técnico especializado, sino que han sido seleccionados por cercanía política con el Presidente en turno.

Comparado con los planes de desarrollo de países vecinos como Colombia, Perú, Chile, Costa Rica y Uruguay, es evidente que Ecuador se encuentra en desventaja. Estos países han desarrollado instrumentos técnicos mucho más robustos, lo cual refleja una preparación adecuada para enfrentar los retos de la gestión pública. La situación en Ecuador, tanto con el gobierno actual como con los dos anteriores, muestra que el país no ha estado preparado para asumir estos desafíos.

A nivel local, los Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDyOT) de Cotopaxi y Latacunga, elaborados en los últimos 10 años, también presentan deficiencias importantes. Estos documentos parecen haber sido moldeados para cumplir con promesas de campaña en lugar de basarse en un análisis técnico y profundo de las necesidades a largo plazo de la provincia y su capital. Esto genera una planificación deficiente para los próximos 20 o 30 años. En muchos casos, los problemas han sido planteados de manera superficial y miopes, influenciados por los políticos electos que han priorizado sus agendas electorales por encima de las verdaderas necesidades de la población.

Sin embargo, no todo es negativo. En 2020, el Grupo Faro publicó un estudio titulado «Percepción Social del Riesgo en la Ciudad de Latacunga», el cual es un excelente referente para la planificación de proyectos sociales en la provincia y en Latacunga. Lamentablemente, ninguno de los PDyOT revisados lo cita, lo que refleja una desconexión entre los estudios de calidad y la implementación de políticas públicas.

De acuerdo con este estudio, los principales problemas que enfrenta la ciudad de Latacunga incluyen:

  • Delincuencia: Un aumento de la inseguridad que genera temor en la población.
  • La cárcel: La presencia del Centro de Rehabilitación Social de Latacunga genera preocupación por los constantes amotinamientos y problemas de seguridad que impactan en la vida de los habitantes.
  • Basura: La gestión ineficiente de los residuos sólidos ha generado problemas de contaminación visual y ambiental.
  • Desempleo: La falta de oportunidades laborales es uno de los problemas más graves que enfrenta la población, especialmente los jóvenes.
  • Contaminación: Tanto del aire como del agua, afecta la calidad de vida de los ciudadanos.
  • Inmigrantes: La llegada de personas en busca de trabajo o mejores condiciones de vida ha creado tensiones sociales en algunos sectores.
  • Alcohol y drogas: El consumo problemático de sustancias es una preocupación creciente.
  • Corrupción: La percepción de malos manejos en la administración pública afecta la confianza de la población.
  • Mala gestión de las autoridades: Existe una sensación generalizada de que las autoridades no están a la altura de las circunstancias para resolver los problemas de la ciudad.

A pesar de este panorama complejo, el estudio también señala aspectos positivos, como los atributos de la gente, la gastronomía y la educación. Estos factores reflejan el potencial de la ciudad y la provincia para superar muchos de sus problemas si se abordan adecuadamente.

En próximas entregas, realizaré un análisis más detallado de estos atributos y se discutirá cómo los propios latacungueños pueden proponer soluciones a los problemas que enfrenta su comunidad. Con una planificación adecuada, participación de la ciudadanía y un enfoque técnico en la implementación de políticas, Cotopaxi y su capital tienen el potencial de mejorar significativamente su situación actual.

 

 

 

 

 

 

 

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